Siendo un joven estudiante universitario el Autor gustaba de ir al museo del Prado a quedarse extasiado delante de algunos cuadros. Una tarde se le acerca un señor bien vestido y entablan conversación sobre la naturaleza del cuadro que están contemplando.
Esos encuentros se van sucediendo a lo largo de los días y después de cada uno de ellos el Autor investigará y profundizará en las claves que le va aportando el Maestro.
Los cuadros de El Bosco, Brueghel y otros autores renacentistas encierran interpretaciones alternativas a los canales oficiales. En palabras del propio Autor en boca del Maestro, esas obras son una suerte de potenciadores de estados alterados de conciencia frente a las que un espectador sensible podía llegar a aprehender la realidad de un modo más intenso.
Pero no todo es tan chulo como parece. Aparece un misterioso señor X, personaje antagónico del Maestro, que acojona a una amiguita del Autor y que pone sobre aviso a éste, que empieza a pensar que todo puede tener que ver con la teoría de los antiguos astronautas. Esta teoría plantea que los avances de la Humanidad han tenido que ver con la venida de misteriosos enviados que nos han impulsado en momentos puntuales para que aprendiéramos distintas técnicas: la agricultura, la escritura, etc.
Pues la verdad es que soy muy escéptico respecto a estas teorías. No digo que no puedan ser verdad pero me parece que están un poco cogidas por los pelos. Me da la sensación de que muchas veces hacen el camino inverso: primero desarrollan una teoría que les hace felices y luego encajan la historia a martillazos para que diga lo que yo quiero que diga.
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