Madrid, circa 1927. Ha habido varios asesinatos y un religioso es encargado de investigarlos con la ayuda de un alguacil. Poco a poco irán avanzando en la investigación pero en un giro de los acontecimientos el alguacil, Joannes Salamanca, es acusado de los asesinatos y emprende la fuga con la intención de encontrar al verdadero asesino.
Hasta aquí nada del otro mundo. Pero es que este mundo sí es diferente.
Felipe II muere tras un accidente de caza unos pocos días antes de la batalla de Lepanto. Juan de Austria, su medio hermano, decide volver a España y hacerse con el trono a pesar de que por entonces su hermano ya tenía un heredero varón: Fernando.
Finalmente consigue coronarse pese a todas las potencias europeas y cambia el rumbo de la Historia.
Casi cuatrocientos años después tiene lugar nuestra historia. Madrid es la capital de los distintos reinos que conforman la corona a ambos lados del Atlántico como por medio mundo. La ciencia ha avanzado mucho desde el siglo XVI pero aún no se conoce el motor de explosión y la electricidad está en mantillas. Hay automóviles pero funcionan con un motor de hulla, supongo que algo parecido al motor que funciona con gasógeno. Hay armas de fuego y la gente sigue vistiendo a la moda de hace cuatrocientos años.
Los moros y los judíos no han sido expulsados y éstos copan los puestos en el erario público. Los cabalistas han desarrollado programas impresos en planchas de latón, que funcionan en grandes calculadoras mecánicas.
Aunque la historia está bastante trillada se lee bien, es entretenida pero adolece de un culpable creíble.
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