A principios del siglo XVI los españoles estaban empezando a adentrarse en el continente americano, en aquel tiempo llamado Tierra Firme. En su mayoría eran hombres que buscaban el oro y la fama, desheredados de todo pelaje y condición. Todo lo sometían a encontrar el preciado oro que les diera todo aquello de lo que carecían. Muchos de ellos sólo eran propietarios de su propia vida, así que como no tenían nada que perder, se apuntaban a cualquier acción que tuviera, aunque fuera en pequeñas dosis, visos de ser lucrativa.
Balboa era un bastardo de un hidalgo español y recibió una buena educación para lo que era habitual en aquella época. Hasta sabía leer y escribir. Después de estar unos años dando tumbos por el Caribe llegó con lo puesto a Santa María de la Antigua, una población situada en el istmo de Panamá, con la intención de hacer fortuna. En pocos años se hizo un nombre y con otros cuatro capitanes, entre los que se encontraba Francisco Pizarro, poco menos de un centenar de compañeros y medio millar de porteadores indígenas emprendió la búsqueda del mar del Sur. Y si la diosa Fortuna acompañaba, también el mítico El Dorado.
Este libro narra esa aventura.
El autor, del que ya hemos hecho referencia aquí múltiples veces como recordarás querido Desocupado Lector, tiene un estilo peculiar. Cuando sus personajes hablan lo hacen como se supone que hablan aquellos a los que representan. Si son buscavidas sin educación, pues hablan como lo que son, con sus tacos, sus ironía, sus chanzas y sus pollas en vinagre si viene o no a cuento. Pero no sólo los personajes se tornan así más reales, si no que el narrador también habla en un tono asaz sardónico, aun cuando lo que está narrando no tenga nada de gracioso. A mí me gusta su forma de escribir, hace que la lectura sea ágil y agradable.
El autor se ha embarcado en una carrera destinada a presentar al público, a personajes, si no olvidados, si por lo menos un poco desconocidos. Si hace poco fue Juan de Oñate, en este caso le toca a Núñez de Balboa.
Una curiosidad que me atosiga es si de repente el apellido del autor ha perdido la virgulilla. Si es una errata espero que sea solucionada en próximas ediciones. Y si es decisión de su propietario pues bienvenida sea.
A ver que me edito a mí mismo. En el libro, el acento aparece en Vázquez. En cambio en la foto que puse y que me descargue de algún sitio no lo hace. Por lo tanto me disculpo con el editor y el diseñador y ante quien sea necesario hacerlo. Mis más humildes disculpas.
A ver que me edito a mí mismo. En el libro, el acento aparece en Vázquez. En cambio en la foto que puse y que me descargue de algún sitio no lo hace. Por lo tanto me disculpo con el editor y el diseñador y ante quien sea necesario hacerlo. Mis más humildes disculpas.
Y ya sin más, y llevado por la intimidad necesaria entre autor y lector me permito hacerle una humilde sugerencia para próximas aventuras: ¿qué tal Alvar Núñez Cabez de Vaca? Me da a mí que es un personaje que encajaría en el estilo del autor.
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