El inspector subía las escaleras. Cuando iba por el quinto piso pensó "Manda carallo, lo que cuesta subir esta escalera" Al poco oye que alguien baja y cuando llega a su altura le pregunta sin resuello "¿Falta mucho?" Y el otro contesta "No falta poco". Por una vez en su vida deseo haber nacido en Badajoz.
No debe ser nada sencillo ser inspector de policía en Galicia. Cuando a un testigo se le pregunta algo y contesta con otra pregunta, cuando lo que dice puede tener múltiples interpretaciones lo que podría ser una entrevista sencilla, se convierte en un trabajo hercúleo.
El inspector Leo Caldas es un viejo conocido de esta bitácora. Ya se hizo aquí mención de Ojos De Agua. En este caso al protagonista le encargan que busque a una mujer que ha desaparecido de su domicilio. En principio no parece que haya mucho caso. Una mujer de treintaitantos, sin cargas familiares y con un trabajo fijo, se va de casa un viernes llevándose algunas pertenencias. No parece un caso del que deba ocuparse la policía. O sí.
Este libro esta repleto de un buen puñado de actores secundarios, el ayudante aragonés Estévez que no termina de entender la idiosincrasia gallega, el comisario, el padre de Leo, la peña del bar Eulogio, refugio del inspector, entre los fijos de esta serie, y cómo no, todos los demás personajes propios de esta historia, que al desarrollarse en una escuela de artes y oficios, no son pocos. Alguno de estos es probable que vuelvan a aparecer en nuevos casos de este policía de las ondas.
Es probable que si ves la película de La Playa De Los Ahogados, ya no puedas volver a leer un libro de este protagonista sin imaginarte en el papel al actor que lo interpreta. Yo no te de diré de quién se trata y aunque creo que está bien elegido, echo en falta un poco de acento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario