El mar Blanco está situado en la parte septentrional de la Rusia europea, entre las penínsulas de Kanin y Kola. En el centro de ese mar las Solovki, o Solovetsky, son un grupo de islas escasamente habitadas por un puñado de pescadores. Durante la época de Stalin, la isla fue parte del archipiélago Gulag y a su centenario monasterio fueron enviados miles de prisioneros políticos para trabajar como mano de obra esclava, en las más terribles condiciones. Después de la caída de la Unión Soviética, el monasterio fue devuelto a la iglesia ortodoxa, y con ayuda de la Unesco ha ido recuperando su antiguo lustre.
Tres amigos italianos, treintañeros sin cargas familiares, van como voluntarios a trabajar un verano. Pero cuando llega septiembre y no han vuelto, las familias empiezan a preocuparse y descubren que han desaparecido sin dejar rastro. La noticia atrae a un reportero por cuenta propia que decide investigar el asunto viajando a las islas Solovki.
Es el periodista protagonista quien nos va contando lo que ocurre con un ágil estilo periodístico, que poco a poco va cambiando, para dar paso a un estilo más personal y reflexivo.
Me ha gustado este libro y creo que su protagonista podría dar lugar a algún que otro título.
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