A principios del siglo XIX la civilización occidental llegaba hasta el río Misisipi. Nueva Orleans y San Luis eran las dos ciudades punteras en aquella época. Esos territorios pasaron en apenas veinte años por tres soberanías distintas: española, francesa y estadounidense.
España y Francia habían ocupado aquellas tierras que recibieron el nombre de Luisiana. Este basto territorio abarcaba mucho más de lo que hace ahora el estado norteamericano del mismo nombre. En aquella época iba desde Texas a Florida por el sur, subía por el Misisipi y el Misuri hasta las actuales Dakotas y Montana. Un extensísimo territorio habitado por numerosas tribus como los crous, omahas, siux y pies negros. Éstas llevaban una vida más o menos sedentaria. Algunos cultivaban maíz y cazaban cíbolos o bisontes. Aparte de las continúas guerras y razias de unos contra otros.
Cuando llegó el hombre blanco descubrió la riqueza peletera de esa tierra y comenzó su explotación, al principio, a pequeña escala. Años más tarde la caza de las especies peleteras, bisonte y castor, prácticamente habían hecho desaparecer a esas especies y los indios, o nativos americanos, tuvieron que buscar otros sitios donde instalarse. También estadounidenses e ingleses del Canadá ejercían cada vez más presión sobre esas tribus que ocupaban territorios ricos en recursos. El resto es conocido. A finales de ese mismo siglo casi no quedaban tribus y mucho menos en sus territorios originales. En esta misma bitácora ya se abordaron estos temas en libros como éste o éste otro. El primero sobre las guerras apache-estadounidenses y el otro con los españoles, apaches y comanches como protagonistas. No es el mismo ámbito geográfico, ni la misma casuística pero guardan muchas similitudes.
Pasemos al libro querido Desocupado Lector.
El protagonista del libro es Joaquín Lisa, sobrino de Manuel Lisa, un comerciante de pieles español afincado en San Luis. Manuel Lisa creía, basándose en un mapa de un tal Heceta, en la posibilidad de que se pudiera ir navegando desde el Misisipi al océano Pacífico. Con la intención de encontrar ese paso puso en marcha varias expediciones que remontando los ríos Misisipi y Misuri llegaron donde ningún hombre blanco había llegado jamás.
Joaquín, personaje ficticio, toma parte en esas expediciones y nos narra de primera mano lo que en ellas ocurrieron.
Manuel Lisa era un pionero de aquella frontera, tanto es así que acompañó a los héroes estadounidenses Lewis y Clark, con los que mantuvo una cordial amistad el resto de su vida. Fundó la Compañia Peletera del Misuri y varios establecimientos como Fort Lisa, Fort Reuben o el actualmente llamado Manuel's Fort. Puedes localizarlo en la ubicación de este libro.
En el libro también aparecen otros nombres que pueblan la corta Historia de los Estados Unidos y que son considerados allí como los descubridores de aquellas tierras. Y si quieres hacerte una idea de hasta cuan lejos llegó, sólo tienes que buscar dónde está la casa del oso Yogui: Parque Nacional de Yellowstone.
En este enlace puedes ver una pequeña noticia sobre el autor de este libro y algunos datos interesantes más. Parece que poco a poco, o al menos esa es mi apreciación, se va destapando una historia de los Estados Unidos que no es la que nos han hecho creer a través de las películas de Hollywood. En la conquista del Oeste, los españoles tuvimos mucho que ver, aunque algunos se empeñen en tirar abajo estatuas.
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