Un pintor de retratos con problemas personales se recluye en una casa de la montaña para encontrarse a sí mismo. Un cuadro, una idea, un vecino rico, una niña y su tía irán dando forma a una historia, que como suele ser habitual en este autor, se sale por los lados de la normalidad.
El autor se maneja bien entre lo normal y lo que no lo es, pero lo cuenta de tal manera que lo anormal parece que sucede como si no hubiera otra forma de que ocurriese. Es decir la normalidad de lo anormal. Es el "realismo mágico" de García Márquez y Juan Rulfo, pero trasladado al otro lado del Pacífico.
En cualquier caso, Desocupado Lector, una buena novela. Sin embargo no me ha gustado tanto como otros libros. La espera no ha merecido la pena. Otros dirán que es una obra maestra, que el autor se ha superado a sí mismo. A mí me ha aburrido por momentos. Creo que en esta obra abusa de lo mágico, relegando el realismo a un simple marco en el que encajar la historia. Lo que más me gusta de este autor es la sutileza, la penumbra, los difusos límites entre lo real y lo irreal. En esta obra esos límites están más delimitados y a mí juicio eso le resta parte del encanto de otras obras.
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