Primer libro de la serie de Bevilaqua y Chamorro.
Rubén Bevilaqua es un sargento de la Guardia Civil. Investigador de la Unidad Central. Su apellido, raro para un paisano y mucho más para un guripa, es casi impronunciable y todo el mundo le llama Vila. Su jefe le encomienda una misión: en la isla de Mallorca ha aparecido una joven asesinada, colgada por las muñecas de una viga y completamente desnuda. Pero ha recibido dos disparos: uno en el cuello y otro en la sien.
El asunto parece claro. La mujer con la que convivía ha desaparecido pero se ha encontrado un revolver con sus huellas.
El asunto parece claro. La mujer con la que convivía ha desaparecido pero se ha encontrado un revolver con sus huellas.
Para que la guardia Chamorro se vaya desfogando, y pese a la reticencia de Bevilacqua, debe acompañarle.
Una vez allí, los guardias se ponen manos a la obra. Tendrán que adaptarse al terreno: Mallorca en verano, turistas, chiringuitos, playas familiares y nudistas, copas, ligues, y lo que haga falta que para eso están de servicio.
Y lo que parecía un caso rutinario se complica un poco:
La chica asesinada es una rica heredera austriaca que le van los caracoles y las ostras en grandes cantidades. Tan es así que tiene soliviantada a toda la parroquia.
La presunta asesina, enamorada de la chica, es además una antigua amiga de la familia que la ha invitado a pasar unos días y conchabada con el padre de la chica, deseoso de heredarla, contratan los servicios de un exlegionario para que la asesine, pero éste también sucumbirá a los encantos de la chica.
También enamora a una chica italiana llamada Andrea y a un amigo suyo llamado Enzo.
Toda la madeja se va desenredando pero cuando parece que todo está más claro que el caldo de un asilo, un pálpito y una casualidad, dan un vuelco a todo el asunto.
Me gustan los libros de Bevilacqua, aunque últimamente me está empezando a caer un poco mal por el exceso de pedantería, en éste está más comedido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario