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07 febrero 2023

BALVANERA - FRANCISCO NARLA


    Estamos a finales del siglo XVI en la península de Yucatán, en una ciudad de su costa norte llamada Campeche. Es una pequeña ciudad que se mueve alrededor de su puerto. En él está atracada la Balvanera. Una nao que recoge el valioso palo de tinte para llevarlo a La Habana, en donde se reunirá con la flota de Indias y todos juntos, navegando en conserva para protegerse de los piratas ingleses, atravesar el Atlántico y llevar sus ricos cargamentos a Sevilla.

El palo de tinte se utilizaba para teñir las prendas de negro. No un negro deslavazado, si no un negro rotundo, de larga duración y prestancia. En la Europa del siglo XVI era símbolo de alto estatus y poder económico. Por eso todos los reyes españoles de la casa de Austria iban de negro. No por una supuesta austeridad, si no todo lo contrario. De hecho en Europa el vestir de negro se llamaba "ir a la española", y se puso muy de moda.

Volvamos a Campeche. 
Camacho, hijo de una prostituta y un pirata inglés, trabaja para un rico comerciante de palo de tinte. Todo su interés es ahorrar lo suficiente para instalarse por su cuenta. Cuando cree tener ahorrado los suficientes maravedíes, le plantea a su jefe una lucrativa operación que, desgraciadamente, sale mal. Su jefe, indignado le despide, no sin encargar a un sicario que se libre de él. Roa, el sicario, lo lanza a un cenote esperando que se ahogue en él. Un mendigo indio que conoce a Camacho, que siempre le ha tratado bien, le salva de morir ahogado.

Por otro lado, está la chica, una prostituta de buen corazón que por evitar que un maltratador zurre a una compañera también es despedida del lupanar en donde trabaja. 

Gundemaro es un franciscano, glotón y lujurioso, asiduo visitante del burdel en donde trabaja la chica. Cuando se ve envuelto en el asunto del maltrato y para evitar males mayores, también sale de naja abandonando el convento.

El indio, el franciscano, el indio y el chico, traman venganza. Quieren robar la Balvanera y arruinar y vengarse de todos y de paso hacerse ricos.

La cosa sale mal y el chico está a punto de morir de nuevo, pero de nuevo es salvado por el Rubio, un viejo amigo suyo, jefe de la Garduña, una legendaria organización criminal.

De nuevo urden un plan para vengarse y sacarse un pellizco. Esta vez sí que saldrá todo a pedir de boca. Los malos perecen, los buenos se hacen ricos y todos tan amigos.

Así es la historia a grandes rasgos. Una novela de aventuras con trasfondo histórico bien tejido, escrita con un lenguaje arcaizante, que le da un buen gusto al cocido.

 

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