Grim Fiddle es hijo de un prófugo del ejército estadounidense, que huyó para no ir a la guerra de Vietnam, y una sibila sueca. En el momento de su concepción su madre grito el nombre de un antiguo vikingo, con la esperanza de que éste se reencarnase en su hijo.
Al cabo de los años y tras una desastrosa entrega de los premios Nobel, Grim y muchos de sus familiares huyen de un mundo que se derrumba por momentos. Deambulan por el Atlántico en un barco de vela, huyendo de la plaga, de los piratas y los guardacostas.
Finalmente llegan a las Malvinas en donde caerá en manos de los georgianos del sur. Allí se integrará en su sociedad pero después de unas diferencias políticas es expulsado y llega por fin a la Antártida, donde la filantrópica Cruz de Hielo se hace cargo de los refugiados.
Grim y sus seguidores son acomodados en un campamento de hielo pero el descontento no tarda en aparecer trayendo consigo viejos fantasmas del pasado. Todo desemboca en una guerra contra la Cruz de Hielo y la creación nonata de la república del título.
No rebelaré más de la trama del libro.
Contrariamente a mi costumbre de Desocupado Lector, he contado mucho más argumento de lo habitual. Y esto tiene una razón. Éste no es un libro de hechos, que los hay, si no de pensamientos. Todo gira en torno a los recuerdos del protagonista, lo que él piensa y lo que él piensa que piensan los otros personajes. Es por ello un libro denso como la mantequilla, con mucha más miga de lo que podría parecer y un tanto difícil de seguir. Me ha gustado en líneas generales, pero no es de fácil digestión para ser una lectura de verano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario