Esta es posiblemente las memorias más divertidas que te puedas leer en tu vida. Pero para vida la de Ozzy Osbourne, el primo loco de Bertín.
Un poco de historia para los legos en la materia.
Ozzy es, o era, el cantante del grupo de rock Black Sabbath. La banda, surgida a finales de los 60, ha estado sobre los escenarios con distinta suerte y formaciones durante cincuenta años. Son los creadores de muchas de las canciones más representativas del Heavy Metal.
Ozzy nació en la posguerra de la Segunda Guerra Mundial en Aston, una ciudad de los alrededores de Birmingham. Desde pequeño siempre fue un poco desastre. El cole no se le daba bien y como no entendía ni atendía en clase, pronto se ganó fama de vago y conflictivo. En realidad tiene dislexia y déficit de atención, pero eso sólo lo supo muchos años después. Con quince años abandonó el colegio y buscó trabajos no cualificados. El que más le gustó fue el de matarife en un matadero local. Pronto se cansó y después de cometer un robo de ropa por valor de 25 libras, pasó una temporada en prisión. Lo pasó tan mal que se prometió no volver a pisar una cárcel. A él lo que de verdad le motivaba era cantar y puso un anuncio en una tienda de discos. Cuando pensaba que ya estaba abocado a volver al matadero, aparecieron ante su puerta Tony Iommi, guitarrista, y Bill Ward, baterista. Iommi era antiguo compañero de colegio de Ozzy y en cuanto lo vio, se dio la vuelta. Ward le pidió que le diera una oportunidad. Finalmente formaron el grupo añandiendo a Geezer Butler al bajo. Pronto alcanzaron el éxito. Con el éxito llegaron las giras, las drogas, las grupis, el alcohol, es decir, sexo-drogas-rock and roll. Lo mejor, o lo peor, que le puede pasar a un joven de veinte años.
A finales de los setenta Ozzy estaba tan enganchado a todo tipo de drogas que fue expulsado de la banda. Por el camino había conocido a Sharon Arden, hija del manager Don Arden. Fue ella, según el propio Ozzy, quien le salvó la vida y le impulsó en su carrera en solitario, que también ha sido bastante exitosa.
Ozzy dice que se tiró cuarenta años borracho y colocado. Muchas de las cosas que le han pasado tienen relación con el alcohol y las drogas. Por no decir todas, hasta que llegó un punto de inflexión.
Después de un concierto en Praga estaba emborrachándose con su guitarrista Zakk Wylde en la habitación de un hotel. Ozzy le dijo:
—¿Sabes lo que nunca, pero nunca he hecho?
—La lista debe de ser la hostia de corta, tío — respondió.
—En serio, Zakk. Hay una de esas cosas de roquero que no he hecho nunca en todos estos años.
—¿El qué?
—Nunca he tirado un televisor desde la ventana de un hotel.
—Joder, tío —dijo Zakk—, habrá que hacer algo al respecto.
Después de hacerlo descubrió que no había sido tan divertido como pensaba. A partir de ahí su vida ha sido más convencional y más sana.
Ozzy es un tipo que a simple vista cae bien. Hay la percepción de que con él al lado te vas a echar unas risas. Este libro es una sucesión de anécdotas tronchantes. Como Ozzy es disléxico, es incapaz de escribir un libro, así que él ha contado lo que le ha pasado a lo largo de su vida y un "negro" ha dado forma a las historias y al libro. El resultado es un libro ameno, interesante y muy divertido.