Keith Richards es sin duda uno de los personajes malotes del Rock. Toda su vida ha estado llena de excesos y problemas con las drogas y las autoridades. Muchas de sus correrías son del dominio público y en este libro se cuenta la verdad de muchas de ellas: como cuando se dijo que se esnifó las cenizas de su madre, o cuando se cayó de una palmera estando de vacaciones en una paradisíaca isla del Pacífico.
Pero no sólo de exclusivas rosas vive el personaje. También nos cuenta cosas de su infancia, de su abuelo Gus que le enseñó a tocar la guitarra, de su pasión por el Blues y los grandes autores negros de los 50 y 60. De los inicios con Mick Jaeger haciendo versiones, del fenómeno fan, y de como reclutaron a Charlie Watts.
Una de las partes que me ha parecido más interesantes es cuando narra cómo descubrió la afinación abierta, en qué consiste y por que ha usado para ello guitarras de cinco cuerdas.
Y una vez ya siendo hiperfamoso, sus problemas con las drogas que le tuvieron una década pendiente de su adicción y los consiguientes problemas con las autoridades y su compañero MJ.
Es un personaje que ha superado al hombre. Lo ha engullido y lo ha convertido del dominio público. No te dejará indiferente, querido Desocupado Lector.
El libro está bien editado, con buenas fotos, y aunque sigue un orden cronológico, el resultado es un tanto caótico. Seguramente como lo es su autor. Se permite el lujo de darnos su receta de las salchichas con puré de patatas. obra cumbre de la gastronomía inglesa.
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