Nos encontramos a finales de los años ochenta en la Unión Soviética. Gorbachov ha impuesto la glasnost y la perestroika y parece que el corazón de Rusia se empieza a abrir al mundo.
Durante una feria del libro un pequeño editor inglés recibe de manos de una bella rusa un raro manuscrito que revela datos secretos de proyectos militares soviéticos. El manuscrito iba dirigido a un colega que faltó a la cita literaria y cuando vuelve a Londres pone el libro en manos del Ministerio del Interior. Enseguida se ponen a analizarlo y a buscar a Barley el verdadero destinatario.
Barley es un maduro editor, que gastado su vida en la pequeña editorial familiar. Mujeriego, jugador de ajedrez e interprete de jazz al saxofón. El Servicio Secreto le recluta para intentar determinar si el autor del manuscrito es de fiar.
Resulta que en anteriores viajes y en una reunión etílica con artistas rusos, conoció a un extraño personajes conocido por Goethe y aparte de alguna que otra botella de vodka, compartieron ideas.
Barley vuelve a Moscú y se pone en contacto con la bella mensajera, Katia. Su misión es averiguar si Goethe les ha proporcionado información veraz o todo es una pantomima.
La CIA y el MI6 se reparten el pastel pero los americanos piensan que Goethe es un falso desertor y no se fían nada de lo que les ha entregado. Es necesario que Barley se reúna con Goethe para determinar el valor real del manuscrito.
Barley se da cuenta de que anda metido en un buen berenjenal y además Katia y él se han enamorado. Con su mente analítica idea un plan que pase lo que pase pueda salvar a Katia y a su familia de un futuro incierto.
Pues como todos los libros del Autor la trama está bien llevada, pero a veces consigue que pierda el hilo de las conversaciones si no estás muy atento.
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