Enoch Wallace vive solo en la granja familiar situada en lo más profundo del profundo Estados Unidos. Nació a mediados del siglo XIX y lucho por la Unión durante la guerra de Secesión. Por él parece que no pasan los años y aunque tenga más de cien, su aspecto aparenta unos treinta. Esto llama la atención de la CIA que decide investigar.
En realidad Enoch ha sido contactado por extraterrestres que han montado en su casa una estación de tránsito por la que pasan multitud de extraterrestres de camino a otros lugares.
Enoch vive feliz. Se da un paseo matutino. Lee la prensa y revistas científicas. Mantiene algún contacto con sus vecinos y el cartero. Lleva una vida tranquila.
Un día uno de estos alienígenas de paso fallece y Enoch, siguiendo instrucciones de la Central Galáctica, lo entierra a la manera terrícola. Unos años después su cuerpo desaparece y esto puede desencadenar una gran crisis universal.
Ulises, su supervisor, acude a la Tierra para intentar averiguar que pasa y llega justo cuando un grupo de locales intenta linchar a Enoch por haber acogido a la hija sordomuda de un vecino, que huía de su padre que quería zurrarla.
Las cosas se complican más y más...
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