Después de los hechos narrados en Los Atormentados, Charlie cae en desgracia y se investiga si su actuación fue todo lo correcta que cabría esperar de un detective privado. Mientras tanto su licencia y el derecho a portar armas le es rebocado.
Para ganarse unos dólares trabaja en un bar como encargado y en sus ratos libres acude a Nueva York para investigar qué llevó a su padre a suicidarse.
Y ahora, viene lo mollar. Voy a destripar el argumento un poco más en profundidad, pero es de uso exclusivo mío. Tengo una frágil memoria para estos libros. No consigo retener mucho más que el título. Es como si alguno de los misteriosos personajes que habitan en sus páginas me borrara el cerebro.
Y esto tiene un lado bueno. Puedo volver a releer cualquiera de los libros de esta serie y será prácticamente como si lo hiciera por primera vez.
Al final de Los Atormentados, El Coleccionista, le insinuó a Parker que sus padres quizás no fueran aquellas personas que él conocía. Y como Parker es un tipo que no puede dejar las cosas pasar, vuelve a Nueva York y se pone a indagar sobre sus padres.
Al mismo tiempo, el libro cuenta la historia de una chica que huye de una pareja y se refugia en la Gran Manzana. Allí conoce a un policía que ve en ella algo poderoso y a la vez inquietante. Decide ayudarla y una cosa lleva a la otra, y tararí, tararí, la chica queda embarazada.
El policía al principio no cree la historia que le cuenta la chica de la misteriosa pareja que le persigue. No obstante, entre él y su compañero, consiguen ocultarla hasta el momento en que da a luz, pero los Amantes han dado con ellos y asesinan a la madre y pretenden lo mismo con el neonato. El policía y su compañero les ponen en fuga y los amantes desaparecen.
Esa misma noche, la esposa del policía, también embarazada, se pone de parto pero da a luz a una niña muerta. Enfadada con su marido por no acudir cuando la necesitaba, pone tierra de por medio y se va con su padre a Maine.
Una noche, dieciséis años más tarde, el padre de Charlie, el policía de la historia anterior, es detenido por haber asesinado a sangre fría a dos jóvenes dentro de un coche. Sus compañeros, le interrogan y al no apreciar peligro de fuga, lo dejan en libertad. Cuando vuelve a casa abraza a su mujer y a su hijo y se va al cobertizo del jardín donde se vuela la cabeza con una pistola.
Y volvemos al tiempo presente.
Parker se entrevista con el compañero de su padre, y algún que otro policía de aquella época, y poco a poco va desentrañando la madeja.
Al mismo tiempo los asesinatos de su mujer y su hija también se harán muy presentes.
En resumidas cuentas, Charlie es hijo de su padre pero no de su madre, que es la chica perseguida por los Amantes.
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