En septiembre de 1819, un navío de línea español con destino a Perú, rompe el timón al intentar pasar por el cabo de Hornos. Junto a él viajaban otros dos barcos con los que perdió toda comunicación. Después de varios días luchando contra la tempestad, el navío embarrancó en una lugar desconocido. Actualmente en el cabo Shirreff, probable lugar de embarrancamiento, hay una placa que recuerda que el San Telmo fue el primer barco que llegó a la Antártida.
A bordo iba una dotación de 644 hombres entre oficiales, artilleros, marineros e infantes de marina.
Unos meses más tarde, un bergantín inglés, como el de la portada del libro, descubrió el pecio pero no halló ningún náufrago. Una vez vuelto a la civilización las autoridades británicas ordenaron al capitán inglés que guardara silencio, de tal manera que pasase a la historia como el descubridor de la Antártida.
Hasta aquí la Historia.
El autor, viejo conocido de las Guerras Apaches, toma la Historia y nos cuenta una historia. No es verídica, pues lo que pasó a la tripulación del San Telmo es una incógnita. Pero lo que narra suena verídico. Pudo haber pasado así o pudo haber pasado de otra manera. La habilidad del autor para contarnos su historia, la hace creíble. Pero lo que de verdad me pasma es la imaginación necesaria para "asesinar" a 643 personas. Cierto es que ni el barco ni la tripulación estaban preparadas para soportar las gélidas temperaturas de esa latitud, pero aún así, no todos mueren por causa del frío.
Gracias a Juan Ma por hablarme de este libro, y de alguno más.