Después de leer la primera novela de 007 me picó la curiosidad y decidí leerme la última. Aunque el autor no es el mismo el personaje sí lo es.
En esta ocasión Bond debe atrapar a un supervillano del mundo del reciclaje que pretende llevar a cabo un malévolo plan que le reportara pingües beneficios. Nada nuevo bajo el sol.
Escribir este tipo de libros con los cliches ya conocidos da poco juego.
Me ha llegado a aburrir por momentos.
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