Durante muchos años se consideró que Scott representó el sacrificio, el fracaso glorioso y personificaba el ideal británico de la derrota valerosa. La expedición británica fue esencialmente científica y fue el clima adverso y la mala suerte lo que desbarató todos los planes. En cuanto a Amundsen, tuvo mucha suerte y algo de malas artes. Y punto. Con eso se conformaban.
Pero con el correr del tiempo y la aparición de nuevas fuentes el autor ha concluido que todo aquello en lo que se escudaban, no eran más que excusas para encubrir la incompetencia de un jefe que no sabía mandar y la mala planificación de toda la expedición.
Un buen libro revelador de uno de los mayores fiascos exploratorios del siglo XX.
Al final, y después de leer tres libros sobre este tema, empiezo a sentir un poco de pena por Scott. Y sobre todo por aquellos que murieron a sus órdenes por su incompetencia. Por ejemplo: el asalto al polo debían llevarlo a cabo cuatro hombres tirando a pulso de los trineos. Las raciones estaban preparadas para cuatro y por un plazo de tiempo muy justo. Si incorporas a un quinto hombre a última hora y tardas más de lo que pensabas por culpa del tiempo, lo más seguro es que te quedes sin comida y pases hambre al tener que repartir las raciones de cuatro entre cinco.
Otrosí, desechó el uso de los esquíes por que no sabía usarlos, ni se molestó en aprender pese a llevar a un noruego como profesor. Y como estas muchas más.
En fin un cúmulo de malas decisiones.
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