Libro 1: El Imperio Final
Bienvenidos a Scadrial, un mundo donde cae ceniza del cielo, las plantas son marrones (porque el verde está sobrevalorado), y todo está envuelto en una espesa bruma por las noches. Un lugar ideal para vacacionar, si lo que buscas es morir de tuberculosis o depresión.
El mundo está gobernado por el Lord Legislador, un ser inmortal que ha gobernado por más de mil años con una mezcla entre dictadura absoluta y jefe de Recursos Humanos malhumorado. La sociedad está dividida en dos: los nobles, que disfrutan de lujos y fiestas (y usan magia chula llamada alomancia), y los skaa, que básicamente son los esclavos de todos. Y no, no tienen sindicato.
Aquí entra Kelsier, un ladrón legendario, carismático y con complejo de mesías (¡y cómo lo queremos!). Kelsier sobrevivió a los Pozos de Hathsin, donde vio morir a su esposa y descubrió que es un nacido de la bruma: alguien que puede usar todos los poderes alománticos al quemar metales. ¡Sí, aquí la magia se hace tragando metales! ¿Quién dijo que el hierro no era parte de una dieta balanceada?
Kelsier decide que ya es hora de derrocar al Lord Legislador, no sin antes formar su propio equipo de élite, estilo "Ocean's Eleven pero con más capas y menos casinos". Entre ellos destaca Vin, una huérfana desconfiada con talento oculto para la alomancia (y para meterse en líos).
Vin se convierte en la aprendiz de Kelsier y es enviada a infiltrarse entre los nobles. Allí conoce a Elend Venture, un noble medio rarito, que en lugar de emborracharse o torturar skaa, prefiere leer libros y hablar de democracia. Básicamente, el bicho raro del grupo.
Después de muchas intrigas, peleas épicas, asesinatos nobles, y brumas muy dramáticas, Kelsier se sacrifica para inspirar al pueblo y provocar una revolución. ¡El Hombre de la Bruma se convierte en leyenda! Vin, con ayuda de sus poderes y una lanza muy oportuna, mata al Lord Legislador.
¡Triunfo! ¡Libertad!… Bueno, más o menos.
Libro 2: El Pozo de la Ascensión
Derrotar a un dictador inmortal es solo el comienzo. Resulta que gobernar un imperio colapsado, en ruinas, lleno de nobles traicioneros y skaa hambrientos, es un poco más complicado que solo gritar "¡Revolución!" y esperar lo mejor.
Elend Venture, ahora rey, intenta implementar una monarquía constitucional. Sí, con votos, debates y libertad. Lástima que nadie en Luthadel quiere eso. ¡La democracia es genial, pero no cuando todos quieren matarte antes de terminar el desayuno!
Vin, por su parte, ahora es la guardaespaldas más poderosa del mundo. Pero también está confundida: ¿es una asesina? ¿Una noble? ¿Una heroína? ¿Una influencer brumosa? Además, empieza a tener sueños raros y a escuchar voces… Lo normal.
Para empeorar las cosas, tres ejércitos diferentes llegan a sitiar Luthadel: el padre de Elend, un noble sádico; un rey autoproclamado; y un ejército de skaa controlando a los koloss, unas criaturas gigantes con la personalidad de Hulk… pero sin el verde encanto.
Vin se entera de una antigua leyenda: el Pozo de la Ascensión, donde un gran poder espera ser liberado por el Héroe de las Eras. Con cada página, las profecías empiezan a sonar más turbias que un contrato con letras pequeñas.
Finalmente, Vin encuentra el Pozo. Tiene dos opciones: tomar el poder… o liberarlo, como indican los mitos. Y como toda heroína bienintencionada, libera el poder. Lo malo es que... era una trampa. Vin ha liberado a Ruina, una entidad cósmica con el hobby de destruir mundos. Ups.
Libro 3: El Héroe de las Eras
Ahora sí: todo se va al carajo.
Con Ruina libre, el mundo empieza a morir lentamente. Las cenizas cubren el cielo, la comida escasea, las brumas matan, y los koloss se desatan como si fueran ofertas de Black Friday.
Elend, que ahora también es nacido de la bruma (gracias a un experimento con metal que salió sorprendentemente bien), lidera campañas para encontrar las reservas secretas del Lord Legislador, con la esperanza de hallar respuestas. Vin, mientras tanto, siente que Ruina la manipula y empieza a ver cómo la realidad misma cambia, ya que Ruina puede alterar cualquier cosa escrita. (¡Tomen eso, bibliotecarios del apocalipsis!).
Sazed, por otro lado, entra en su fase emo. Después de la muerte de Tindwyl, ha perdido la fe y se dedica a recopilar y descartar religiones como si fueran canciones en Spotify: “Esta no sirve… esta tampoco… esta es de lagartos… ¿en serio?”
A medida que todo se desmorona, el misterio del Héroe de las Eras vuelve a tomar importancia. Todos pensaban que era Vin, pero las cosas no encajan del todo. Mientras tanto, Ruina busca desesperadamente el atium, el metal que necesita para recuperar su forma física.
Vin y Elend defienden una ciudad donde está oculta la última reserva de atium. En la batalla final, Elend muere heroicamente, y Vin, enfurecida y desesperada, se sacrifica para destruir a Ruina… aunque eso también le cuesta la vida.
Pero entonces… en un giro inesperado nivel Sanderson: Sazed lo entiende todo. Él es el verdadero Héroe de las Eras. Gracias a su conocimiento y a su poder como feruquímico, absorbe los poderes tanto de Ruina como de Conservación, su alter ego divino, y los usa para recrear el mundo. Repara el sol, limpia el cielo, restaura la tierra, y básicamente le da un "Ctrl+Z" al apocalipsis.
Y como buen dios nuevo, escribe una carta explicando todo y se la deja a los protagonistas sobrevivientes, que lo leen como si fuera el final de una telenovela cósmica: "Todo este tiempo, era yo… El dios".
Epílogo
El mundo es nuevo, limpio y lleno de esperanza. Las cenizas ya no caen, el sol vuelve a brillar, y las brumas ya no matan (ni te hablan). Los pocos sobrevivientes como Fantasma (el chico que hablaba raro pero ahora es cool) y TenSoon (el perro-hombre kandra más fiel del universo) miran hacia el futuro.
Y aunque Kelsier murió al inicio… bueno… digamos que la historia no ha terminado del todo. Pero eso ya es otra saga.
Es una buena trilogía. Es excesivamente larga para leerla del tirón como he hecho yo. De esta manera se ve que, aunque los libros II y III están bien hilvanados con el I el tono cambia y se adapta a las nuevas necesidades de la historia. No sé si había un plan inicial o sí se ha ido adaptando según avanzaba pero me parece que hay más de improvisación que de plan inicial, con lo cual hay alguna cosa que aunque encaje con lo que ya se ha leído parece un poco cogido por los pelos.
Los resúmenes que vienen a continuación han sido generados por inteligencia artificial y yo no soy el autor. Bueno sí. El párrafo anterior lo escribí yo.