Este libro es un dos en uno. Se trata de dos viajes distintos que hizo el autor a los dos lugares habitados más septentrional y meridional del planeta: al norte el archipiélago de Svalbard, y al sur la Tierra del Fuego, territorio compartido entre Chile y Argentina.
Las Svalbard son un territorio prácticamente salvaje, en el que es arriesgado salir sin un buen rifle que te permita defenderte de los osos polares. Un puñado de valientes vive allí todo el año y cada primavera otro puñado de científicos de distintas especialidades va allí a desarrollar sus investigaciones. También hay alguna mina de carbón gestionada por empresas rusas y una gran ciudad abandonada, Pyramiden. Ésta fue una próspera ciudad minera, construida a mediados del siglo XX, bajo los cánones del urbanismo soviético: hospital, escuela, polideportivo, teatro... Todo con tal de tentar a la gente para ir allí a trabajar. De repente, en octubre de 1998 la ciudad fue abandonada. Todo quedó tal y como aún puede encontrarse. Los motivos del abandono no están muy claros pero la falta de rentabilidad pordría estar en uno de los primeros lugares. Hay otros lugares de interés como Longyearbyen o Barentsbueg, pero lo verdaderamente interesante es su naturaleza.
También arrastra una larga historia de expediciones polares de viejos conocidos como Amundsen, que perdió la vida por allí, intentando salvar a otro explorador.
En el otro lado del planeta entre Chile y Argentina hay un puñado de pueblos y ciudades que a lo largo de los años se han disputado el honor de ser la más austral del planeta. Honor que actualmente ostenta Puerto Williams y que en otros tiempos fue patrimonio de Usuahia. Si vas buscando monumentos y museos, no los encontrarás. El verdadero encanto reside en sus casi inviolados paisajes y en la larga historia de navegaciones y naufragios que han tenido lugar en aquellos lares. Allí cerca se encuentran los temidos estrecho de Magallanes, y el cabo de Hornos. Si lo bordeas navegando, obtendrás el privilegio de atravesarte el lóbulo de la oreja con un aro de oro.
El Autor es un referente en los libros de viajes. Su estilo es ameno y al ser un libro de viajes, que no una guía, nos cuenta sus vivencias, con quien estuvo, lo que hizo y a veces hasta lo que comió. Leerle siempre es agradable.
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