A mediados del siglo XVI España estaba inmersa en la ingente tarea de descubrir, conquistar y cristianar todo un continente, del que aún no se conocían sus enormes dimensiones. En este caso, utilizando Cuba como cabeza de puente, mil españoles al mando de Hernando de Soto, se adentraron desde la península de Florida y hacia el norte, siguiendo los pasos de otros exploradores como Ponce de León y Pánfilo de Narváez. Durante tres años deambularon por lo que actualmente es el sureste de los Estados Unidos, Florida, Georgia, Alabama, Misisipi y por fin desde el golfo y por mar hacia México. De los mil españoles que emprendieron la jornada, como se decía en aquella época, apenas llegaron trescientos y en muy malas condiciones y tan pobres o más de lo que la empezaron. En el libro se cuenta por lo menudo lo que allí aconteció.
El autor fue hijo de un conquistador perulero y una princesa inca. Fue educado por su madre y su lengua materna y primera educación fue en quechua. Posteriormente su padre le envió a España a continuar su formación. Nunca más volvió a América viviendo en España como un hijodalgo más.
El libro está escrito en un español un tanto diferente del actual y quizás al principio cueste un poco encontrarle el ritmo. Es recomendable leerlo con un buen diccionario en la mano por la abundancia de términos ahora prácticamente desconocidos. Según lo iba leyendo me acordaba de los problemas que tenía para analizar sintácticamente en el colegio, con las oraciones principales y subordinadas, e internamente daba gracias por no haberme nunca encontrado con algo semejante:
"Yo no puedo dar otra razón sino que para pelear o no pelear debían de guardar algunas abusiones de su gentilidad, como lo hacían algunas naciones en tiempo del gran Julio César, o que por verlos ir de paso y no parar en sus tierras los dejaban. Como quiera que fuese, los treinta caballeros lo tuvieron a buena suerte, y siguieron el rastro del gobernador, y, habiendo caminado seis leguas, le hallaron alojado en unos hermosísimos valles de grandes maizales, tan fértiles que cada caña tenía a tres y a cuatro mazorcas de las cuales cogían de encima de los caballos para entretener la hambre que llevaban."
Aquí os dejo un mapa de la expedición: